Las abundantes lluvias y las suaves temperaturas de este mes de octubre han propiciado la aparición de un gran número de setas.
La afición a la micología está en aumento, estos días es habitual encontrar a numerosos aficionados en el campo recolectando este apreciado recurso.
Por todos es sabida la toxicidad de algunas especies como es el caso de la mortal oronja verde (Amanita phalloides) o la peligrosa matamoscas (Amanita muscaria) , si bien existen otros taxones menos conocidos y fácilmente confundibles con especies comestibles, por lo que la prudencia es fundamental para evitar poner en riesgo nuestra salud.
No debemos consumir setas que no conozcamos, aunque dispongamos de una buena guía, pues se requiere experiencia previa en campo. Además no se deben recolectar setas que crezcan en basureros, carreteras, zonas contaminadas o áreas industriales, pues podrían contener metales pesados.
Como sucede con otros recursos forestales, no se trata de un recurso ilimitado e inagotable, sino que un mal aprovechamiento y mala gestión del recurso puede poner en peligro su persistencia.
Por ello que resulta imprescindible llevar a cabo unas buenas prácticas de recolección como utilizar cestas o recipientes con aireación para favorecer la caída de las esporas y sólo recoger aquellos ejemplares que vayamos a consumir, ya que, incluso las venenosas cumplen una función muy importante en los ecosistemas.