En las afueras de San Esteban de Nogales se hallan los restos de un monasterio que ha llegado a ser considerado “El Escorial de Castilla y León”.
El monasterio fue fundado en 1.150 por los condes Vela Gutiérrez Osorio y su esposa doña Sancha Ponce de Cabrera, quienes consideraron dedicar parte de sus terrenos a una fundación religiosa.
Inicialmente fue ocupado por una comunidad de benedictinas, que lo abandonaron 10 años después, tras la muerte del conde. Su viuda lo traspasó entonces al abad de Moreruela, ocupando su Orden el edificio en el año 1.164. Así se formó la villa de Nogales, formada inicialmente por los siervos y criados de los monjes.
Los monjes ocuparon el cenobio hasta mediados del siglo XIX y durante más de siete siglos ejercieron una gran influencia en la comarca del Eria.
En la actualidad tan sólo se conservan los restos y las ruinas de lo que fue, si bien, aún se puede apreciar su grandeza. Entre sus restos destacan la espadaña de su iglesia y el arco de entrada principal, en la que se sitúa el escudo heráldico, además de otras paredes y arcos que conformaban el monasterio.
Se cree que tuvo entre ocho y diez mil metros cuadrados en planta, donde residían alrededor de cuarenta monjes. El escudo del monasterio representa a la Virgen sobre un nogal, clara representación de su denominación, Santa María de Nogales.