En el municipio de Carrizo se encuentra un ejemplo de arquitectura monacal cisterciense que data de principios del siglo XII (año 1.176).
Su construcción se inició sobre caracteres románicos, aunque posteriormente el conjunto monacal presentará la tipología cisterciense.
La iglesia es un edificio románico, con una planta de tres naves y tres ábsides semicirculares, construido según las características del románico del Camino de Santiago.
Al sur del templo se sitúa el claustro, en torno al cual se desarrollan las principales dependencias del monasterio; las más antiguas siguen la austeridad cisterciense.
En el interior del edificio existen obras de diversas épocas tales como la Sala Capitular, la estatua de Santa María la Antigua, o el Crucificado (S. XIV), único en su género. Otras piezas han sido trasladadas como es el caso del Cristo de Carrizo (S. XI), situado en el museo de León, y el Arca de Reliquias (S. XII) que se encuentra en el museo de la Catedral, en Astorga.
Habitado desde sus inicios, fue abandonado en el periodo correspondiente a los años 1.868-1.871 (S.XIX) en la Desamortización de Mendizábal. Tras este periodo salió a subasta y fue adquirido por Salustio González-Regueral, que a su vez se encargó de buscar a las monjas que habían sido expulsadas para que lo habitaran de nuevo, cediéndoles la mayor parte del Monasterio. En la actualidad sigue habitado por unas 20 religiosas.
Debido a su valor cultural y arquitectónico fue declarado Bien de Interés Cultural el 6 de octubre de 1.994.